LA FERIA DE PUEBLA 2025 VOLVIÓ A SER LA FIESTA DE LOS POBLANOS

La Feria de Puebla 2025 volvió a ser la fiesta de los poblanos.
Por Ismael Bermejo
A veces las ferias no son sólo ferias. A veces —cuando se hacen bien— se convierten en el espejo donde un pueblo vuelve a reconocerse. La Feria de Puebla 2025 acaba de bajar el telón y lo que queda, más allá del confeti y las luces, es la sensación de que los poblanos volvimos a casa.
Desde el Confesionario se escuchan muchas cosas, pero esta vez el murmullo es claro: ha sido una de las mejores ediciones en años. Y no es casualidad. Hay que decirlo sin rodeos: la mano del gobernador Alejandro Armenta se notó. Se notó en la planeación, en la apuesta y —sobre todo— en el cuidado de los detalles que hacen de una feria algo más que un simple tianguis adornado.
Un recinto renovado y para todos
El recinto ferial, que otras veces parecía un laberinto sin brújula, esta vez respiró orden. Pabellones bien distribuidos, comida para todos los gustos y bolsillos, y experiencias para todas las edades. Hubo espectáculo sobre hielo, circo, lucha libre, y sí, la infaltable zona de juegos mecánicos que saca sonrisas a chicos y grandes.
Carteleras que rompieron récords
El Foro Cultural, las exposiciones, la zona ganadera y los pabellones de artesanía y comercio volvieron a ser vitrinas del talento local y nacional que muchas veces olvidamos que tenemos haciendo de la Feria de Puebla 2025 la gran fiesta poblana.
Pero si algo se robó los aplausos fue, sin duda, la música. El Teatro del Pueblo pareció escenario de festival internacional con nombres que cualquiera soñaría tener en cartelera: Scorpions, Capital Cities, The Chainsmokers, Water Castles, Maroon 5 y The Killers. Noche tras noche, los récords de asistencia no se contaban: se sentían con largas filas esperando a que se abrieran las taquillas de la Feria de Puebla 2025
Y para quienes gustan del palenque, las cosas no se quedaron atrás, la Feria de Puebla 2025, trajo consigo una cartelera envidiable con artistas como: Julión Álvarez, Cristian Nodal, Edén Muñoz, Banda MS y Carin León llenaron cada rincón con corridos, baladas y miles de gargantas coreando de memoria. Llenos totales, sí, pero más que eso: la certeza de que la feria volvió a ser un espacio donde todos —ricos, pobres, jóvenes, mayores— cabemos.
No exagero cuando digo que Alejandro Armenta no sólo organizó una feria. Recuperó una tradición que se había desgastado entre indiferencias y desinterés. Nos devolvió las ganas de asistir y, más importante, la importancia cultural y social que se había diluido.
Hoy, al apagar las luces del recinto, podemos decirlo con la frente en alto: la Feria volvió a ser la Fiesta de los Poblanos. Y no es poca cosa en tiempos donde a veces olvidamos celebrar lo que nos une.